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lunes, 11 de abril de 2011

Laia: capítulo 5: una extraña visión.

Aquella mañana me desperté como todos los días a las siete y cuarto de la mañana. Anoche me había dormido muy tarde al echarme esa siesta de unas cuatro horas y aquella mañana me apetecía mucho más quedarme en mi cama que ir a clase. Pensé en las ventajas y los inconvenientes de la decisión mientras me ponía unos vaqueros cortos, una camiseta blanca con flores en gris y en negro y mis manoletinas negras. Las ventajas serían que vería a Mario, a mis amigas y puede que pase un buen rato y los inconvenientes eran que alomejor me aburría de impresionante manera, que tuviera una discusión con alguien o demás cosas. Decidí ir a clase y salí de mi habitación para encontrarme con mi hermana con unos pantalones pirata, una camiseta de tirantes blanca con un dibujo en el centro y sus inseparables converse negras. Le dirigí una gran sonrisa y ella me devolvió una pequeñita, se la veía que no estaba de humor para hablar conmigo así que me fui al baño a maquillarme un poco y a peinarme. Gabriela entró en el baño para hacerse una coleta y se fue al acabar de hacérsela, ella tardaba muchísimo menos que yo en prepararse para irse al instituto. Cuando terminé me fui a desayunar mis ya comunes cola-cao y galletas y a coger mi mochila de mi habitación. Mi hermana desayunaba sin hablar y mis padres también estaban en silencio, yo como no sabía lo que hacer decidí estar callada por si también se enfadaban conmigo también. Al terminar de desayunar me despedí y mi hermana salió por la puerta sin despedirse ni nada. En el portal nos esperaba Mario con su gran sonrisa de todos los días.
-Hola chicas, ¿qué tal estáis?- preguntó Mario animado.
-Muy bien, ¿y tú? 
-Bueno también bien- mi hermana se puso los cascos y no dijo nada de nada- ¿qué le pasa a Gaby?
-Está enfadada luego te cuento en el recreo- no le iba a contar todo por supuesto.
-Vale.
Mientras ibamos dirección al instituto Mario y yo tuvimos una charla muy animada. 
-¿Este sábado estas libre?- me preguntó sin mirarme a la cara mientras yo sonreía.
-Si, no he quedado con nadie, ¿por?
-Por si querías venir conmigo a la piscina y después a mi casa a ver una película.
-Claro suena genial, ¿tengo que llevar algo de comer?
-No ya la llevo yo- Mario sabía cocinar muy bien y sabía que me iba a sorprender- tu solo llévate el bikini y ropa de recambio.
-Muy bien el sábado a las doce en mi casa.
-Me parece muy bien.
-Cuando vayas llegando me das un toque por que seguramente mi hermana estará durmiendo- nos empezamos a reír y Gaby se dio la vuelta y nos miró fijamente quitándose los cascos de la cabeza.
-¿Qué os hace tanta gracia?- nos preguntó.
-Por fin hablas mudita.
-Ja ja ja Laia que graciosa si antes no hablaba era porque no quería- nos dijo riéndose de forma sarcástica.
-Vale que el sábado Laia y yo hemos quedado y hablábamos de que seguramente tu a las doce seguirás dormida.
-Más os vale que ese día no me despertéis que el día interior tengo un cumpleaños- nos miró con una ceja levantada, solo ella sabía hacer aquello, y nos dedicó una mirada de como me despertéis os mato.
-Tu tranquila que ni Laia ni yo te despertaremos.
-Eso espero- y se volvió a poner sus cascos.
Cuando llegamos a las puertas del instituto Mario se despedió de mi y se fue con sus amigos y Gabriela se fue a hablar con Laura. Por mi parte fuí con mi mejor amiga Sofía, ella era un chica alta, morena con los ojos color chocolate. Ella era una persona muy simpática y sincera. Nos sabíamos todo la una de la otra, la única cosa que no sabía de mi era mi don. Me saludó con la mano y sacó una sonrisa luminosa.
-Hola Laia, ¿qué tal estás?
-Muy bien Sof pero estoy preocupada por mi hermana está muy rara últimamente.
-Tu tranquila se le pasará tarde o temprano.
-Eso espero.
-¿ Y qué tal con Mario?- me preguntó dándome un pequeño codazo en mi costado.
-Muy bien, me ha invitado este sábado a la piscina y luego iremos a ver una película en su casa- mi amiga se llevó la mano a la boca.
-Seguro que te pide salir eso te lo garantizo- se rió y yo me uní a sus risas porque yo ya sabía que él me iba a pedir salir con él.
-¿Nos vamos ya a clase?- le pregunté cuando paramos de reírnos.
-Claro.
En el camino de trayecto hasta nuestra clase se nos unieron Victoria, una buena amiga rubia con los ojos azules, Claudia, ella era morena con los ojos marrones, y Lorena, que ella tenía el pelo castaño y los ojos verdes. También vino Lucía la chica que le caía mal a mi hermana, pero ella para mi era una amiga pero de esas que no conoces mucho. Antes de entrar a clase Mario me guiñó un ojo y yo sonrojada me metí rápido a mi clase para sentarme en mi sitio. Me quedé un rato hablando con mis amigas y luego sonó el timbre, ahora tocaba matemáticas una asignatura que se me daba bien. La mañana pasó bastante rápido y solo pensaba en Mario y su sonrisa imborrable y en como nos lo pasaríamos el sábado. Estaba completamente enamorada de él y no creo que pueda existir otro chico con aquella sonrisa, aquellos ojos hipnóticos o en la forma en que te animaba cuando estabas triste. Aunque tenga sus defectos como todos los seres humanos para mi era perfecto. El día en que me vino la visión de que iba a besar a Gabriela el mundo se me vino abajo aplastándome y dejando mi corazón hecho trizas. Yo creía que tenía una oportunidad con él para que luego haya besado a mi hermana, pero cuando Gaby me contó que cuando le dijo que a mi él me gustaba se le iluminó la cara arregló mi corazón en una milésima de segundo. Sonó el timbre y paró todas mis divagaciones para solo pensar que ahora volvería a ver a Mario. Recogí mis cosas y esperé a que mis amigas terminaran de recoger las suyas para irnos juntas al recreo. 
-Madre mía que sueño tengo- dijo Victoria bostezando.
-Suerte que ahora vienen las vacaciones y podremos salir hasta tarde y levantarnos a la hora que queramos- agregó Sofía.
-Ya ves- dijimos todas al unísono excepto Sofía.
Salimos del instituto y nos fuimos a comprar una bolsa de patatas a una tienda de chucherías cercana. Cada una hablábamos de cosas diferentes con cada una de nosotras que si las clases, el verano, los chicos... en fin esa clase de cosas. Después de ir a comprar nos sentamos en un banco y al cabo de unos momentos vinieron Mario con Alex, Pablo, Roberto y Juan. De entre ello el más guapo para mi era Mario pero en general era Alex con su pelo rubio y sus ojos azules grisáceos. 
-Hola chicas-dijeron todos al unisono.
-Hola a todos- dijimos nosotras.
-Vaya Vicky, ¿y ese móvil?- dijo Alex y se sentó al lado suyo para verlo mejor.
-Es nuevo, me lo dieron mis padres ayer por haber aprobado todas y estuve toda la tarde metiendo los números de teléfono- dijo mientras soltaba una risita.
Mientras que Alex y Vicky se enfrascaban en su conversación los demás hicieron planes para el sábado noche. 
-Podríamos ir a una discoteca nueva que van a abrir el viernes para la fiesta de los institutos- dijo Pablo.
-Allí va ir mi hermana alomejor te encuentras con ella- dije mientras le guiñaba un ojo.
Yo sabía que a Pablo le gustaba mi hermana se le notaba en todo lo que hacía y por eso él iba a ir allí.
-Ya ves y a ver cuando te la ligas Pablo- dijo Mario riéndose y dándole un golpe en el hombro.
-¿Es qué te gusta Gabriela?- dijeron mis amigas.
-Como si no lo vierais- dijimos Mario y yo a la vez riéndonos.
-¿Qué hora es?- preguntó Pablo para cambiar de tema.
-Va a tocar en cinco minutos, ¿nos vamos ya?
-Por mi bien Lorena- dijo Pablo.
Nos levantamos y Mario me agarró del brazo para que me sentara con él.
-Ahora vamos- dijo Mario al grupo.
-¿Por qué me retienes aquí?- le dije yo con una sonrisa pícara en los labios.
-Bueno, quiero hablar contigo, ¿no puedo?
-Claro que si que puedes, cuando tu quieras.
-Quería pregunarte que si te sentó mal cuando besé a Gaby- cuando dijo aquello solté un suspiro.
-Bueno un poco si que me sentó mal, pero ya sabes que lo pasado pasado está.
-Vale ¿entonces quedamos como siempre?
-Claro que si.
Me armé de valor, no se de donde me lo saqué, y le di un beso en la mejilla. Mario se sonrojó y nos levantamos para ir a clase. Mientras caminábamos no dijimos nada pero él me dió la mano hasta que llegamos a clase. Se acercó a mi oreja y quitó el pelo que tenía delante de ella.
-Ahora nos vemos- me dijo susurrando.
-¿Por qué?- me quedé un rato pensando y caí en la cuenta- ¡ah toca religión!
Entonces él entró en su clase para sentarse a su sitio y yo me fui a mi clase, parecía que iba flotando hacía ella, para coger mis cosas y sentarme a su lado.
-¿Qué te pasa Laia?- me preguntó Victoria.
-Ahora te cuento.
Nos fuimos a la clase y yo me senté al lado de Mario y Victoria cogió una silla para sentarse a mi lado.
-Te vi el sábado- le dijo Gaby a Vicky.
-Yo también te vi, estabas bailando con Pablo.
-¿Entonces fue con él con el que baile?¿Por qué no me lo dijiste Laura?- la miró a ella y Laura de encogió de hombros.
-Creí que te acordarías además yo tampoco prestaba mucha atención.
Mi hermana se levantó y se fue a hablar con Pablo que también estaba en religión. No les presté mucha atención y escuché la conversación que tenían Mario y Laura.
-Haber que si sumas esto y multiplicas por esto otro te da el tiempo- dijo ella señalando el libro de física y química.
-¡Ah! Ahora lo pillo gracias Laura.
-¿Es qué tienes examen de recuperación?- le pregunte a Mario.
-Si y espero aprobarlo, sino estaré todo el verano en mi casa estudiando- resopló y se dio la vuelta para seguir estudiando. Me quedé mirando a Vicky y ella tenía la vista fija en Alex. Le pasé una mano por delante de los ojos.
-Tierra llamando a Vicky, responda señorita Vicky si sigue aquí con nosotros- Mario intentó aguantar la risa pero yo me empecé a reír a carcajadas. 
-Sigo aquí y para vuestra información estaba mirando por la ventana.
-Ya...- dijimos Mario y yo a la vez.
-Y la vista se te fue en ese mismo instante a Alex.
-No estaba mirando a Alex, él no me gusta.
-Claro- susurró Mario.
Entonces una visión apareció ante mis ojos. Vi a mi padre y a mi madre e el coche escuchando una vieja canción de Madonna y charlando animadamente, entonces otro coche chocó contra el de mis padres y allí acabo mi visión. Empecé a respirar muy hondo tanto que mi hermana me escuchó desde donde estaba y vino corriendo a verme.
-¿Qué te pasa Laia?- me dijo mientras me tocaba y veía mi visión- ven vamos al baño.
Me pasó un brazo por la cintura, para fingir que me encontraba mal, y salimos por la puerta para irnos al baño. Cuando entramos ella cerró la puerta y me volvió a tocar, se llevó las manos a la cabeza y me dirigió una mirada llena de miedo. La verdad yo también tenía miedo.
-¿Pero cuándo le va a pasar eso a papá?- me preguntó con voz temblorosa y entre susurros.
-No lo se...
-¿Pero y donde ocurrirá?
-Tampoco lo se Gaby no puedo decírtelo porque cada vez que tengo una visión no aparece un calendario marcándome el día exacto y un reloj muy preciso que me diga cuando va a ocurrir- dije yo enfadada y sarcásticamente.
-Vale, lo siento es que estoy muy nerviosa y preocupada.
-Alomejor pasa dentro de unos días- dije yo con algo de esperanza.
-O también puede ocurrir hoy...
-Haremos una cosa, vamos a clase ahora y decimos que me he atragantado y que estoy bien y espararemos a  llegar a casa para ver que están bien, ¿de acuerdo?- le expliqué el pequeño plan que creé en poco tiempo- no podemos hacer más.
-Está bien.
Nos fuimos a clase y todos nos miraron preocupados. Me puse colorada e intenté parecer tranquilas cosa que mi hermana hizo de maravilla.
-¿Qué te ha pasado Laia?- pregunto nuestro profesor
-Nada que se ha atragantado- dijo Gaby soltando una risita al final y nos fuimos a sentar a nuestros sitios.
Gabriela se puso a hablar tranquilamente con Vicky sobre el sábado por la noche y yo me puse a ver que es lo que estaba estudiando. 
-¿Qué tal te va?
-Muy bien creo que aprobaré con buena nota-me sonrió alegremente.
Tocó el timbre y Vicky empezó a recoger sus cosas mientras yo le decía a Mario mucha suerte para su examen. Las siguiente hora la pasé pensando en aquella extraña visión y cuando ocurriría, estaba tan preocupada que no presté nada de atención a lo que el profesor nos decía. Entonces alguien llamó a la puerta de nuestra clase y pasó.
-Laia García- pregunto el conserje, un hombre mayor.
-Soy yo.
-Acompáñame por favor, recoge tus cosas.
Al salir de clase escuché por parte de mis compañeros unos ¿que habrá hecho? Yo iba muy preocupada, no sabía que es lo que había hecho para que me llamaran y me mandarán recoger mis cosas. Llegamos a jefatura y allí encontré a mi hermana de espaldas a mi y con Rafael a su lado, me acerqué más y había un policía hablando con ellos dos. Rafael se dio la vuelta al igual que Gaby, pero solo podía ver las lágrimas que caían de sus ojos. Rafael me dirigió una mirada triste y el policía también.
-¿Qué... ha ocurrido?- pregunté titubeando un poco.
Mi hermana me abrazó y algo encajó en mi cabeza. La visión, mis padres. Gaby hacía como si me dijera algo al oído pero a mi ya se me caían las lágrimas sin saber que es lo que les pasaba a mis padres.
-Laia cariño, tus padres han muerto- dijo Rafael tristemente.
No conseguí decir nada porque mis ojos estaban llenos de lágrimas y abracé a mi hermana lo más fuerte que pude en esos momentos.
-¿Qué les ha pasado?- le pregunté al policía.
-Han muerto en un accidente de tráfico hace una hora como mucho.
No conseguía decir más al igual que mi hermana y Rafael nos abrazó.
-Tranquilas, ahora yo cuidaré de vosotras me lo dijeron vuestros padres antes de el accidente y saldremos mañana por la tarde, ¿vale chicas?
Asentimos las dos ya que no queríamos hablar y seguimos llorando y abrazándonos hasta que el timbre sonó para anunciar un cambio de clase.











1 comentario:

  1. Hola Anaïs! Gracias por tu comentario.
    He leído tu historia y es increíble!
    Me alegra que te guste mi historia! :)
    Me he hecho seguidora :)
    He subido el prólogo de una historia, "El Diario de Angelyn Cook" La vida de una mujer de 68 años capaz de recordar todo lo ocurrido en su vida con una caja y unos simples objetos de incalculable valor. Personajes extraños y aventuras que dan más énfasis a su existencia.
    Espero que te guste
    1 beso
    Rosey.

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