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sábado, 26 de marzo de 2011

Capítulo 3: un día normal.

A las siete y cuarto de la mañana sonó el despertdor avisandome de que ya era hora de despertarse, que había que volver a clase durante cinco días más para que llegue el fin de semana. Me levanté y subi la persiana para ver el cielo azul claro con ninguna nube en él, perfecto hoy iba a hacer un día estupendo. Decidí ponerme ese día unos shorts, con una camiseta a rayas rojas y negras y mis converse negras. Preparé mi mochila, metí un cuaderno mi estuche ya que no ibamos a hacer nada. Salí de mi habitación y vi a mi hermana saliendo a la vez que yo. Llevaba ese día unos shorts, con una camiseta rosa de tirantes y unas manoletinas blancas. Mi hermana se preocupaba mucho en su apariencia, era una especie de chica pija que se juntaba con más chicas pijas y se iban de compras a tiendas pijas. Vale, ya se que he dicho muchas veces la palabra pija, pero si conocieraís a mi hermana me daríais la razón al poner tanto la palabra pija. Me dedicó una sonrisa y se fue al baño a peinarse, entré yo también y me puse un poco de espuma en mis pequeños rizos morenos y una diadema roja. Mi hermana normalmente tarda unos diez minutos en peinarse y maquillarse antes de ir a desayunar. Puse los ojos en blanco y me fui a la cocina a desayunar. Mi madre estaba en el comedor con un café con leche y unas magdalenas, mi padre estaba con una taza de café en una mano y en la otra andando con el ordenador.
-Buenos días mamá- le dí un beso a mi madre y después a mi padre- papá.
-Buenos días Gabriela, ¿qué tal os lo pasasteís ayer en el cine?
-Muy bien mamá, fuimos a ver la pelicula de enredados porque fue Marcos el hermano de Laura- le expliqué pues no quería incluir en mi relato la parte del beso entre Mario y yo- pero estuvo bien la pelicula.
-Me alegro-me dijo mi madre sonriéndo- ¡Ah! se me olvidaba hoy viene el amigo con el que estuvimos hablando por la tarde.
-Vale, como ya no tengo examenes puedo quedarme aqui o irme a casa de Laura.
-Mejor quédate aquí que os quiere conocer.
-¿Qué nos quedemos donde?- dijo Laia al llegar al comedor y dar un beso a mi madre y a mi padre.
-Aquí en casa porque hoy viene el amigo con él que quedaron ayer mamá y papá.
-Ah... vale hoy no tenía nada que hacer por suerte.
 Me preparé mi desayuno, leche con cereales, y me fui al comedor a desayunar. Mi madre se fue antes ya que era profesora en otro instituto y se tenía que ir pronto.
-Bueno papá nos vamos- le di un beso en la mejilla y Laia igual- hasta luego.
-Hasta luego chicas.
Cogímos las mochilas y salimos por la puerta. Al llegar abajo Mario, como todos los días de clase, nos esperaba y le saludé como si lo de ayer nunca hubiera ocurrido.
-Hola Gaby, hola Laia- nos saludó como si nada.
-Hola Mario- dijo Laia dedicandole una sonrisa y Mario le devolvió otra.
-¿Te encuentras mejor hoy Laia?
-Mejor que ayer si, pero muchísimo mejor.
-¿Qué te pasaba?
-Nada, que ayer me encontraba un poco mal, no te preocupes.
-De acuerdo, si quieres cualquier cosa me lo dices, ¿ok?
-Vale.
Nos encaminamos al instituto mientras Mario y Laia mantenían una conversación de lo más animada. Yo me unía de vez en cuando pero les dejé que hablaran tranquilamente mientras yo escuchaba música. Al llegar a la puerta Laia se despidió de nosotros y se fue con sus amigas a hablar. Subimos las escaleras, nuestro instituto tenía dos plantas y un patio enorme que usaban los alumnos que no podían salir del recinto del instituto. Nuestra clase estaba en la segunda planta y parecía que a cada día que pasaba ponían un escalón a la escalera. Al llegar a clase se respiraba libertad próxima, todos estabamos deseando que se acabaran las clases y comenzara el verano. En mi clase eramos unas treinta y seis personas y yo estaba en ciencias de primero de bachilerato. En mi clase hacíamos como si nos llevaramos bien pero habían pequeños conflictos entre nosotros. Yo por ejemplo con Lucía una de las chicas más egoístas, prepotentes, egocéntricas y creídas que he conocido en mi vida. Ella era de estatura media con los ojos verdes y tenía el pelo castaño claro. Me llevaba fatal con ella y yo se que ella también tenía un sentimiento mutuo. A Lucía la conozco desde que entré al instituto y nos odiabamos desde entonces, no se porque pero ella fue la que empezó a mirarme mal, intentar insultarme y crear rumores sobre mi pero no la hacía nada de caso. Y aún en primero de bachilerato me seguía haciendo lo mismo que me hacía en primero de la eso, era una cría. Yo la ignoraba y no la hacía ni caso, mejor, asi no me amargaba el día. Lucía me miró por encima del hombro y yo le drigí la sonrisa más grande que pude, se me quedó mirando con cara extrañada.
-Laura te tengo que contar algo- la susurré a Laura en el oído.
-Me lo cuentas en el recreo ya sabes por aquí hay muchas antenas puestas- lo último lo dijo elevando un poco la voz y nos empezamos a reir.
Laura siempre tenía ese sentido del humor propío de una cómica, seguro que si se dedicara a ello sería muy famosa. Pero ella quería ser matrona, le gustaba mucho los niños y ver nacer todos los días le fascinaba. También le gustaba mucho sacar fotos y mi padre, ya que él era fotógrafo, la enseñaba todo lo que tenía que aprender. En fin, Laura era una chica muy especial y se le daba bien muchas cosas. Sonó el timbre y me fui a mi sitio de siempre en medio al lado de Laura y enfrente estaba Mario. Entró el profesor de biología y empezó con su clase. Las tres primeras horas pasaron bastante rápido y cuando llegó el recreo Mario se fue con sus amigos y nosotras dos nos fuimos afuera del instituto.
-¿Qué era lo que me tenías que contar?- me preguntó Laura con curiosidad.
-Bueno, es difícil de creer pero... ayer Mario me besó- le dije mientras ella se quedó con la boca abierta.
-¡¿EN SERIO?!- dijo en voz de grito.
-Shhh... más bajo por favor.
-Vale, pero me parece muy fuerte... Cuéntamelo todo desde el principio con pelos y señales.
Le conté todo lo que pasó desde que salimos del cine, Laura tenía los ojos abiertos como platos todo el tiempo qu estuve contandole mi relato.
-Entonces le gustaba Laia pero como pensaba que a ella no le gustaba se fue a por ti.
-Yo creo también en esa teoría.
-Pues nada ahora te dejará tranquila y eso queda como si no hubiera pasado.
-Eso espero.
Nos dimos un pequeño paseo, los quince primeros minutos del recreo tardé en contarle todo aquello, y nos compramos una bolsa de gusanitos y unos chicles. Nos encontramos con Mario y sus amigos, le saludamos y le dediqué una pequeña sonrisa mientras que él fijaba su vista en Laia que estaba al otro lado de la acera.
-¿Luego hablamos de acuerdo Gaby?- dijo Mario en tono casual.
Levanté el dedo pulgar a modo de afirmación y me fui con Laura a la puerta del instituto.
-¿Qué será lo que tendrá que hablar contigo Gaby?
-No lo se, ya me lo dirá en clase.
-Y luego a la tarde me lo cuentas, ¿puedes quedar esta tarde?
-No esta tarde viene un amigo de mis padres y ellos insistieron en que nos quedemos para que nos le presente.
-Pues entonces mañana que ya que no vamos a hacer nada aprovechamos y nos vamos a mi casa.
-Entonces mañana a las cinco voy a tu casa.
-Muy bien, vamos a entrar que va a tocar el timbre dentro de tres minuto.
Entramos en el instituto y vi a Mario y a Laia hablando alegremente, cuando Mario me vió llegar vino con nosotras y nos pusimos a hablar en nuestros sitios de cuando nos daban las notas
-Yo digo que a principios de la semana que viene, no aguanto otra clase más- dijo Mario mientras Laura ponía los ojos en blanco.
-Yo digo que a finales de la siguiente, como todos los años.
-Estoy con Gaby.
Sonó el timbre y nos colocamos en nuestros sitios, al llegar la profesora de Historia y ponerse a dar "clase" Mario me pasó una notita.
-Hola Gaby, ¿qué tal estás?
-Muy bien gracias, ¿qué era lo que me tenías que preguntar?
-¡Ah! si era que si tu crees que está tarde Laia puede salir.
-No hoy no podemos salir ninguna de las dos.
-¿Y eso, estaís castigadas?
-¡No! Es que hoy viene un amigo de mis padres y ellos nos dijeron que nos quedaramos para conocerlo.
-¡Ah! Ok... ¿Te puedo hacer una pregunta?
-Ya me estás haciendo una Mario.
-Jajaja mira que graciosa.
-Vale ¿que pregunta?
-¿Cuándo crees que debo pedirle salir a Laia?
-Guau, ya se que lo de ayer está olvidado pero, ¿no piensas que vas un poco rápido?
-¿En qué sentido Gaby?
-Bueno Laia se ha enterado de nuestro beso de ayer y no le gustaría que supiera que te vas a por ella cuando me has besado justo el día después.
-Suena lógico, entonces este fin de semana se lo puedo pedir, ¿tu qué crees?
-Mucho mejor, creo... Ya sabes que no se como piensa mi hermana aunque seamos mellizas pero yo creo que el mejor día será el sábado así el domingo podréis quedar pero ya como pareja. Digo yo, ¿qué te parece?
-Muy buena idea Gabriela, muchas gracias. A propósito el incidente de ayer se lo has ontado a Laura ¿verdad?
-Bueno si, ¿por qué?
-Por si se lo tenía que contar yo, ya sabes como soy para esas cosas.
-De acuerdo, damos por zanjada está conversación que la profesora nos va a descubrir y no quiero que Lucía se entere de nuestro beso. Hasta luego, quédate tu con la hoja no me apetece guardarla y no me hace falta que me contestes.
Miré el reloj de mi móvil y vi que quedaban cinco minutos para que se acabara esta clase, por fin aunque toda la hora la había pasado hablando con Mario. Sonó el timbre y el jefe de estudios entró en nuestra clase. El jefe de estudios era un hombre de treinta y muchos y cuarenta y pocos y su aspecto era siempre impoluto y ordenado, también era muy simpático cuando no tenía que echar ninguna bronca pero al fin y al cabo caía bien a la mayoría de la gente. Era un hombre bastante alto y a los niños que entran nuevos en primero de la E.S.O les daba respeto hablar con él.
-Bueno chicos vengo a deciros una cosa y a felicitaros el que hallaís pasado este curso a los que no han repetido y a los que han repetido que estudiéis más el año que viene.
-Gracias- dijimos todos al unisono.
-También quería deciros que las notas se entregan a finales de la semana que viene- cuando dijo eso todos soltamos un resoplido y Mario se dió la vuelta.
-Has ganado.
-Ya lo sabía me debes algo que lo sepas.
-Si no hicimos apuesta.
-Da igual- me reí y él se unío a mis risas.
-Aparte de eso que tengaís muy buenas vacaciones de verano y que este verano os pongaís las pilas para el siguiente- siguió diciendo el jefe de estudios.
-Vale- dijimos todos los de la clase- igualmente.
-Bueno chicos me tengo que ir a las demás clases a decir lo mismo que aquí, creo que voy a tardar bastante-nos sonrió y se fue.
-¿Qué te debo entonces?
-No se no se... vale me dejas tu pulsera negra hasta que se acaben las clases- le dije mientras le miraba su pulsera negra con pinchos que le gustaba mucho llevar.
-De acuerdo- se quitó la pulsera y me la dió.
-Gracias.
-Hola Mario, ¿donde vas a ir estas vacaciones?- dijo Lucía con su voz de repipi.
-No lo se, seguramente me voy con mis padres a Cádiz un mes en casa de mis abuelos y luego ya veremos.
-¿Y tu Gabriela?- me preguntó dirigiendo hacia mi su mirada asesina.
-Me voy con Laura de vacaciones y luego mi familia y yo a Grecia- cuando dije lo último se quedó sorprendida.
Entró nuestra tutora justo en el mejor momento, Lucía se fue a su sitio y Laura volvío al lado mío después de haberse ido a charlar con alguien. La hora se pasó rápido porque nuestra tutora nos preguntó que ibamos a hacer este verano y nos dijo si habíamos aprobado todas o no. Ni a Laura, Mario o a mi nos quedó ninguna y sonreímos los tres al escucharlo, perfecto ya no tendré que estar todo el verano preocupandome de estudiar la asignatura que me quedara. La siguiente hora tambíen paso rápido y me sorprendí al saber que ya era hora de irnos. Recogí mis cosas y esperamos Mario y yo a Laia que estaba en la clase de enfrente.
-Hola Mario y Gaby, ¿os a quedado alguna?- preguntó Laia al vernos.
-No ninguna- dijimos Mario y yo al unisono.
-A mi tampoco.
La caminata para llegar a casa lo pasamos bastante bien mientras hablabamos de las fiestas que ibamos a ir este verano, los amigos que ibamos a hacer, etc. Y cuando llegamos al portal de nuestra casa nos despedimos de Mario y cogimos el ascensor para ir a casa.
-Hola chicas- nos saludaron nuestros padres desde el salón.
-Hola papá, hola mamá- dijimos Laia y yo mientras dejamos nuestras mochilas en las habitaciones.
-¿Qué tal el día?- nos preguntó mi madre.
-Muy bien mamá he aprobado todas que bien- dijo Laia entusiasmada ante la idea de no tener que estudiar todo el verano.
-No te pregunto nada a ti Gaby porque se que has aprobado todas- me dió un beso en la mejilla y se fue a la cocina a terminar de cocinar unos espaguetis que olían de maravilla.
-Me alegro Laia- dijo mi padre desde el sofá.
Me fui a poner la mesa y a ayudar a mi madre, pero ella insistía en que ella terminará de preparar los espaguetis. Cuando terminó nos sentamos a la mesa y nos comimos los espaguetis a la boloñesa que había preparado mi madre.
-Están buenísimos- dijo Laia- ¡Ah! Gabriela tengo que decirte una cosa después vale- me guiñó un ojo y levantó una ceja en modo insinuante, lo pillé al vuelo.
-Vale, luego te explico como haces para cambiar el color al tuenti- claramente eso no era.
Seguro que había visto a Mario diciéndome por la nota que la iba a pedir salir este fin de semana.
-¿A qué hora llega vuestro amigo?-preguntó Laia.
-A las cuatro y media nos a dicho por teléfono- dijo mi padre.
Terminamos de comer y me fui a mi habitación a tocar un poco la guitarra, unos minutos después entró Laia.
-¿Mario me va a pedir salir este sábado?- dijo Laia entre susurros pero entusiasmada ante la idea.
-Claro se lo dije yo.
-¿Tienes la nota?
-No le dije que se la quedara, mierda no pensé que tu la quisieras.
-No pasa nada da igual vi casi todo lo que pusisteís... Dime todo lo que puso.
Le dije todo lo que puso en la nota y nos enfrascamos en la conversación más larga que tuve con Laia desde hacia mucho tiempo. Nunca habíamos hablado tanto como aquella vez en mi habitación porque ,aunque no lo pareciera, nos llevabamos algo mal desde siempre. Entonces llamaron al timbre de casa y vi en mi reloj que eran ya las cuatro y media.
-Vaya que rápido- dijo Laia para salir por mi habitación a recibir al amigo de mis padres.
Puse la guitarra e su sitio y recogí un poco mi habitación para que el visitante no tuviera una mala opinión sobre mi. Cuando eran las cuatro menos veinte fui al salón y el amigo de mis padres que estaba dandome la espalde giró sobre si mismo para saludarme. En ese instante me quedé de piedra, "es imposible que sea él" pensé. Pero lo era. El amigo de mis padres era el hombre de negro que aparecía en mis fotos y me sonrió en la sala de cine.
Esta es lucía

2 comentarios:

  1. Como pasa Mario de Gaby :| pero sta muy xulo...Y oye lo del hombre de negro haber que pasara

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  2. Quiiiiero el siguiente capituloooooo!!!!!!!

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